Nuestra Señora Virgen del Socorro Coronada

Escasas referencias tenemos de la Imagen de la virgen del Socorro, a excepción hecha por estudios recientes, primero del profesor Infantes Galán, posteriormente del historiador Manuel Jesús Carrasco Terriza y actualmente en 2018 tras su restauración realizada por Pedro Manzano.

Las pocas pistas que nos da el presbítero Pedro Martín Calvo, tan sólo nos sitúa cronológicamente en las fechas aproximadas en las que la Imagen llegó a Rociana. Con previsible seguridad la Imagen fue encargada por el propio fundador del Convento, deducimos ya instalada en él antes de fundarse en 1589, por cuanto hace mención a la misma en dicha fundación de la siguiente forma: “El salir de Nuestra señora el día Nuestra Señora de Agosto y Corpus Cristi, los días que por alguna necesidad de falta de agua o salud el pueblo la quiere sacar, la pueden libremente sacar, por la devoción que el pueblo tiene…

Es de suponer que esta devoción a la que se refiere ya en su carta fundacional, no lo era de una manera espontánea. Devoción que para instaurarse, debió contar inevitablemente con la Imagen, como poco, algunos años antes.

En la imagen, no se encuentran señales del posible imaginero que la talló, ni rastros muy evidentes que pueda dar fielmente credibilidad al autor de la misma. Todas las menciones a la Imagen a través del tiempo se han referido a su ornamento, principalmente a la compra de mantos.

También se obtienen datos de los visitadores pastorales, quienes nunca mencionan a la Imagen de la Virgen, si no es de forma muy puntual sobre el mantenimiento del culto. Por ellos, sólo conocemos su traslado a la Iglesia Parroquial de San Bartolomé en el periodo de ejecución de las obras de la ermita entre 1708 y 1749, aunque no sabemos si estuvo todos estos años en la Parroquia.

De los ornamentos de la Imagen tampoco se tiene referencia alguna, por lo que se desconoce cómo estaba vestida la Virgen en aquellas fechas. Tenemos que remontarnos a comienzos del siglo XIX para conocer algunos detalles más concretos sobre los ornamentos de la Virgen.

Las primeras representaciones de la Virgen del Socorro las conocemos por medio de obras pictóricas que los fieles anónimos realizaban a través de los exvotos. La primera la podemos certificar como las más parecida a la Imagen actual es la que aparece en el exvoto de 1869, ya que aquí la Virgen aparece ya con ráfaga. Más parecida aún será la representada en el exvoto de 1877, con manto rojo y vestido con borlas doradas, aunque la mejor representada es de 1877, también con el manto rojo, que asimismo aparecerá en las representaciones de otros exvotos de 1889, 1913 y 1914.

Escasos son los estudios de la Imagen a excepción de los trabajos llevados a cabo por el historiador Juan Infante Galán en 1966, con motivo del Patronazgo Canónico de la Virgen, donde recoge la descripción de la Imagen y el Niño de la siguiente forma: “la Imagen de la Virgen del Socorro de Rociana del Condado, es una talla de las llamadas de vestir, de tamaño algo mayor del natural. El rostro policromado, es de concepción clásica, muy estilizada, tallado a grandes planos sin blanduras ni morbideces, sin concesiones al realismo, salvo las orejas, que acusan un más detenido estudio del natural. El cuello cilíndrico, elegante, grácil, es el tipo de cuello virginal con que los escultores de la escuela sevillana pretendían hacer patente la perpetua virginidad de la Madre de Dios. La cabeza se yergue con el cuello señorial empaque y dignidad, nimbada de suave modestia.

“No obstante las varias restauraciones que la talla ha sufrido a pesar de la sustitución, a mediados del siglo XVIII, de los ojos policromados a punta de pincel por otros de cristal, a pesar del repinte de las cejas, los rasgos estilísticos acusan los de la escuela sevillana del pre barroquismo, de fines del siglo XVI, coincidiendo así con los años de la fundación del convento de dominicas, al que fue dada por Titular. Sin documento alguno a la mano es difícil precisar el artista de cuyas gubias saliera tan prodigiosa imagen. Un más detenido y minucioso estudio de la talla pudiera llevarnos casi de la mano al determinar su atribución a algunos de los grandes maestros escultores sevillanos de aquel tiempo.

La Imagen del Niño Jesús, que ha sufrido restauraciones y modificaciones parejas a las de la Virgen, es obra de los comedios del siglo XVII. Es una de las innumerables imitaciones del Niño Jesús que Martínez Montañés, modeló para la Sacramental del Sagrario de la Catedral de Palencia.

El conjunto de esta venerable imagen de la Virgen del Socorro de Rociana del Condado, es una bellísima representación de la Madre de Dios, de indudable acierto en su expresión, en su apostura, en la interpretación de su alta dignidad de Mediadora, Auxiliadora y Socorro de sus hijos los hombres.

Más tarde, serán los profesores Juan Miguel González Gómez y Manuel Jesús Carrasco Terriza en su obra Escultura mariana onubense, quienes nos amplían algunos datos de interés, partiendo de los ya conocidos de Infantes Galán.
De las restauraciones más importantes y significativas llevadas a cabo en la Imagen, es la del escultor de Carmona, Francisco Buiza Fernández, que en cierto modo representó una de las cumbres de la escultura imaginera andaluza de la segundad mitad del siglo XX, finalizó en el encargo de la restauración en 1977. Los trabajos se centraron principalmente en los labios, las manos y el cuerpo.

El día 22 de abril del año 2017, a petición de la Junta de Gobierno de la Real e Ilustre Hermandad Nuestra Señora del Socorro, se llevó a cabo el estudio organoléptico de la imagen de Nuestra Señora del Socorro, para evaluar el estado de conservación actual, redactar un informe diagnóstico del mismo y elaborar un presupuesto de restauración, por parte del prestigioso restaurador D. Pedro Manzano Beltrán de Sevilla.

El tratamiento de restauración se realiza al completo en la imagen, entre los días 10 de enero y el día 11 de mayo del año 2018. Llegando el día 12 de mayo a la Parroquia de San Bartolomé Apóstol, donde al día siguiente se le hace una Santa Misa y posteriormente procesiona en un pequeño recorrido hacia su ermita.